LA ABUELA DEL PATIO

Campeona del mundo, arquitecta, madre de dos niños y abuela del conjunto femenino del Compañía de María. Cristina Fernández, o Abuela, como cariñosamente se refieren a ellas sus compañeras, es a sus 41 años una institución del deporte del stick, historia viva del hockey sobre patines y por tanto, un lujo que sirve como ejemplo a las nuevas generaciones, sobre todo ahora que en el club coruñés, en su empeño por el trabajo con la cantera, han conseguido, después de muchos años de intentos fallidos, conformar un equipo de niñas para competir en categorías inferiores.

"Cada año es más complicado y cada año me planteo dejarlo, pero sigo manteniendo la ilusión por jugar partidos y las compañeras somos un grupo de amigas, eso siempre ayuda. Creo que soy una privilegiada porque jugar al hockey me reconforta cuerpo y cabeza. Mientras pueda voy a seguir. Quedamos ya poquitas y ahora tenemos la responsabilidad con las pequeñas del club", afirma.

Cristina sabe de primera mano lo que cuesta sacar adelante un equipo. Ella misma formó parte del primero que hubo en A Coruña, en el INEF, montado por Alberto Areces como parte del proyecto de su maestría universitaria. Nunca había practicado hockey, pero sí patinaje artístico durante sus años en el Compañía de María, donde hasta entonces sólo jugaban los chicos. Por eso empezó algo tarde, a los 23 años. "Ni siquiera era la más vieja del equipo, la mayor parte de las chicas eran del INEF que también estaban con la maestría", explica. Al principio eran sólo ellas y Vigo, aunque poco a poco se les fueron sumando otras iniciativas en As Pontes, Órdenes o Santiago. Jugaban la liga gallega y el que ganaba iba al Campeonato de España, donde el seleccionador nacional buscaba nuevos talentos. El primer año, su compañera Mónica Díaz fue convocada para el Europeo. A ella, al siguiente, le tocó un premio mayor. "Fui al Mundial, en Brasil, y ganamos el oro", recuerda.

El hockey en categoría femenina ha cambiado mucho desde esos primeros años. "No tiene nada que ver, el nivel ahora es mucho más alto, por lo menos es lo que veo yo. Es otro mundo. Nosotras habíamos empezado tarde, como en mi caso, que fue a los 23, aunque por lo menos yo ya sabía patinar. Pero ahora las niñas juegan desde muy pequeñas. En categorías inferiores juegan con los niños y después ya sólo en equipos de niñas, pero eso da un rodaje que ni de broma teníamos nosotras antes", explica. De ahí la importancia de que en Compañía hayan conseguido formar un equipo benjamín, también gracias al trabajo de la Escuela Municipal. "Cuando se disolvió el INEF nos llamaron de Compañía un poco con este objetivo, para a ver si se apuntaban más niñas. Ahora por fin se ha conseguido". Curiosamente, cuando más niñas tiene el club, parece que el equipo sénior más huérfano está: "Somos seis jugadoras y la portera, que tenemos una gran suerte de que sea tan buena. Este fin de semana perdimos 2-0 contra el Liceo. Estamos muy limitadas, pero el objetivo siempre es ganar. Daremos guerra, pero ante todo lo pasaremos bien. Ganas no nos faltan".

LA OPINIÓN DE CORUÑA